Jalisco/Noticias.-Quien busque una experiencia diferente en el famoso Paisaje Agavero jalisciense puede optar por la opción de viajar en tren por entre los agaves, visitar en coche sus sitios de cantaritos (preparados de tequila con refresco que atontan al más experimentado). Si lo suyo es la originalidad, volar en globo y ver los amaneceres tequileros desde las alturas.

En Amatitán funciona permanentemente la empresa Jalisco en Globo, que ofrece viajes sobre el paisaje natal del tequila todos los días.

Tiene tres paquetes que ofrece a sus clientes: el vuelo panorámico, que sería el más sencillo, costo por persona compartiendo el vuelo con otras personas. El vuelo dura máximo una hora, e incluye brindis tradicional después del vuelo, desayuno buffet y visita a la fábrica de tequila Rivesca.

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El  vuelo privado cuesta 10 mil pesos, e incluye el vuelo de entre 45 a 60 minutos (según el clima), brindis con vino espumoso durante el vuelo, manta conmemorativa (de cumpleaños, de aniversario, de propuesta de matrimonio), brindis tradicional después del vuelo, desayuno buffet y visita a la fábrica de tequila Rivesca.

El tercer paquete, llamado empresarial, incluye casi lo mismo que el paquete privado, excepto la manta conmemorativa y el vino espumoso, y cuesta 2160 por persona, en grupos mínimos de 8.

Y como la mejor manera de recomendar algo es haberlo vivido, comento mi experiencia al ser invitado por Jalisco en Globo a sus vuelos sobre Amatitán y Tequila.

La aventura comienza muy temprano. Ello, porque el clima para volar en globo es mejor cuando recién amanece.

Desde Guadalajara nos trasladamos a Amatitán. Ahí hay un predio desde donde pueden despegar las que, técnicamente, son aeronaves.

Con la amable guía de la piloto y gerente de «Jalisco en Globo», esperábamos nerviosos el poder subir. La mayoría de los reporteros hacía bromas acerca de su última voluntad por si el vuelo salía mal. Nada más incorrecto: la compañía tiene cero accidentes en todos sus años de operación.

Finalmente, la hora crucial. El despegue y el ascenso son tan suaves que sólo se sienten al ver cómo las personas comienzan a hacerse pequeñas desde la visión en la canastilla.

Sean, el canadiense que pilota el globo, nos explicó los requerimientos que se deben tener para poder gobernar un globo. No es tarea sencilla, pues dependen completamente del viento y, por tanto, no hay manera de darle un rumbo determinado.

Desde arriba, el paisaje agavero sobre Amatitán luce amodorrado, con algunos de sus habitantes iniciando el día. Nos saludan desde abajo los jimadores. Los globos son parte habitual de sus mañanas.

El volcán de Tequila tiene nubes blancas en su base. Desde el globo se ve muy bien, pero en realidad lo que vemos es un incendio muy grande que los bomberos luchan por controlar.

Finalmente, el descenso, que nos habían descrito como un poco más movido que el despegue, incluso con posibilidad de viraje de la canastilla que nos aloja. Tampoco hubo nada de eso: el globo se posó con suavidad en un campo que tenía maíz.

Los miedos se quedaron arriba. Volar en globo es fabuloso, externamos todos. El brindis tradicional luego de cada vuelo fue el preludio de un desayuno en el hotel «Los Abolengos», en Tequila.

Ya ahí, todo se fue en mostrar las imágenes que cada quien habíamos conseguido.

Miedo a las alturas, perdiste esta vez.

Más informes en jaliscoenglobo.com

Fotos Fabio Mendoza

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