Guadalajara, Jalisco.- Considerado por muchos como el mejor comediante actualmente de México, con 36 años de carrera y conocidísimo en México y Latinoamérica, Teo González, el Comediante de la Cola de Caballo, sigue siendo tan sencillo y agradecido con la vida como siempre.

En entrevista exclusiva con MetrópoliMx Jalisco, la gran estrella de los comediantes mexicanos habló sobre lo especial que es Guadalajara para él, ciudad que él adoptó hace 30 años tras dejar su natal León, Guanajuato, para tener la carrera de comediante de la que ahora goza.


Una comedia que tiene la particularidad de ser familiar y en la que casi no hace uso de palabrotas, si no más bien del doble sentido, que deja al espectador imaginar y completar la broma y con ello reírse.

Para comenzar su plática con MetrópoliMx, Teo comentó que desde que comenzó la emergencia sanitaria ha tenido muy poca actividad: «En lo que se refiere a trabajo, sí está escaso. Pero he hecho entrevistas, programas de televisión, pero el trabajo ha sido realmente muy poco: desde marzo hasta ahorita he hecho como cuatro shows«.

Obligado, como otros miembros del mundo de la comedia y del espectáculo, a enfocar su esfuerzo a lo digital, Teo dice «yo soy análogo… estoy muy chapado a la antigua, y mi hijo apenas me abrió un canal de YouTube, pero estamos esperando algunas cosas para arrancar y hacer algo«.

El canal pretende usarlo no para un programa unitario en sí, si no más bien para hacer chistes, parodias y sketches para junto con otros comediantes haciendo chistes actuados.

Para quienes tal vez no sepan los antecedentes de Teo, él es originario de León, en donde en un punto de su vida fichó como portero en las divisiones inferiores del equipo de primera división de esa ciudad. 

Poco tiempo después de firmar contrato con el equipo, comenzó a hacer comedia profesionalmente. «Antes lo hacía, pero no sabía que se cobraba«, comenta.

Contaba chistes en las fiestas, en su casa, con sus amigos, pero no lo hacía «como negocio«.

La comedia le ayudó porque, para entonces, necesitaba más entradas de dinero y las rutinas de comedia, que no le exigían más que una fracción de tiempo de su día, le daban espacio para cumplir sus obligaciones deportivas.

Fue así que el bar Bunkers vio nacer a Teo González comediante. «Me fue muy bien; yo ganaba muchísimo haciendo shows, pero mucho más que jugando futbol, y lo empecé a combinar. La directiva se dio cuenta de mis presentaciones (les chismearon que dizque yo andaba en bares) y me mandaron llamar para decirme que yo no debería andar en bares. ‘Pero es que yo no tomo, hago el show y me voy'». Le insistieron en que no debía estar en centro nocturno porque tenía una imagen deportiva profesional qué proyectar; les reviró: «Entonces, ¿por qué no me pagan como profesional? Gano muy poquito y yo tengo que buscar otras entradas de dinero para cubrir mis necesidades primarias«.

Le subieron el sueldo a los niveles que deseaba, pero tuvo que pausar el hacer presentaciones, y tras el éxito probado, no era sencillo dejarlo sin más.

Para seguir en el escenario, comenzó a presentarse en un café cantante, donde no se servía alcohol (Teo no fuma, y si acaso bebe una sola copa de tequila) y acababa temprano, y continuó haciendo tablas en los escenarios.

De ahí siguieron presentaciones en la televisión leonesa y llamó la atención de Televisa Guadalajara, empresa que lo invitó a trabajar en nuestra ciudad. «De eso hace 30 años, y cumplo ya 37 años de carrera. Pero mis inicios fueron my inciertos, como sin querer queriendo, como el Chavo del Ocho«.

Como la persona de mucha fe que es, agradece a Dios el estar bien colocado en el gusto del público y ser muy querido donde se presenta «no sólo en México, si no a nivel internacional. Tengo muchos seguidores en Centro y Sudamérica, en todo Estados Unidos. Me he presentado en vivo y a todo color en todo México; he estado en Venezuela, en Colombia, en Costa Rica, Puerto Rico… y hasta algunos palomazos en Florencia, Italia; en Hungría, en Madrid y en Barcelona. Es gratificante saber que puedes hacer reír a otros públicos y es satisfactorio llegar a lugares que ni siquiera pensé«. 

Para lograr eso, destaca Teo, fue importantísima la intervención de Jorge Ortiz de Pinedo. «San Jorge Ortiz de Pinedo, lo llamo yo, y le da risa. Para mí fue como en santo que se apareció ahí, porque yo creo que Dios no se equivoca, tiene sus momentos, y siempre he dicho que el tiempo de Dios es perfecto. Se conjuntó la oportunidad que nos dio San Jorge Ortiz de Pinedo para mostrar nuestro talento, y muchos lo aprovechamos para decir ‘aquí estoy’, alzamos la mano y dijimos ‘esto es lo que yo sé hacer’, y poder entrar en el gusto del público. Y significó un cambio de vida total. Hay un parteaguas: antes de San Jorge Ortiz de Pinedo y de San Jorge Ortiz de Pinedo. A mí me dio la oportunidad de estar presente en ‘Al Ritmo de la Noche’, en ‘Humor es Los Comediantes’, ‘Fábrica de Risas’, ‘La Casa de la Risa’, el ‘Festival del Humor’. Entonces, fue mucho tiempo de estar de la mano con él y aprenderle no sólo de comedia sino como persona, como profesional. A mí me dio muchísimos consejos que me han servido hasta la fecha«.

El paso por los escenarios deja muchas anécdotas, y Teo comenta un par de las que más se le han quedado en la memoria:

«Por ejemplo, la primera vez que yo aparecí en el Canal de las Estrellas era muy importante en mi carrera, y tenía nervio de cumplir con las expectativas. Fue en ‘Al Ritmo de la Noche’. Una vez que termino mi presentación, que fue grabada, cuando termino digo ‘Que Dios los bendiga’ y me doy la vuelta para salir del escenario, y estaba Jorge, se acerca, me regresa al escenario, me abraza frente al público y les dice: ‘El nuevo lanzamiento de Al Ritmo de la Noche’, y a partir de ahí formé parte de sus consentidos, se podría decir. Después de eso, a partir de la segunda grabación, todos los gastos que generaba ir a hacer el programa desde Guadalajara a la Ciudad de México los pagó la producción y así el me pagó, sin tener la necesidad, los vuelos y los costos. La primera vez que fui al Festival Acapulco, que era un evento de mucho peso, salí después de Timbiriche; la gente gritaba que querían a Timbiriche y me soltaron sin decir agua va. Los conductores, Michelle Vieth y Héctor Soberón, no supieron cómo manejarlo. ¡Híjole, me aventaron a los leones! Y la gente no quería que yo hablara, y los fui convenciendo poco a poquito, y a los cinco minutos ya los traía yo en la bolsa. Terminé con el público aplaudiéndome. Fue muy gratificante haber logrado eso, pero lo más padre fue que, cuando salí, viene hacia mí Luis de Llano y me dice: ‘No sabes lo que acabas de hacer’. ‘¿Qué, o hice mal?’, dije. ‘No, es que ni idea tienes de lo que acabas de hacer, es algo de veras impresionante, fuera de lo normal, no cualquiera hubiera podido hacer eso’. Hasta entonces me di cuenta del tamaño de lo que había hecho. Fueron momentos muy emocionantes«.

La comedia de Teo es muy familiar, que pocas veces echa mano del recurso de las palabrotas, y eso viene porque siempre le gustó hacer comedia para todo público. Sus influencias han sido Los Polivoces, Mauricio Garcés, Cantinflas, TinTán o el Piporro. Y aunque, por petición, cuenta chistes subidos de tono, no es su estilo. «Yo me quedo más con la onda familiar».

Y aunque, dice, la moda actual es ser fuerte, grotesco, usar mucho el humor negro, ácido, él se queda en su espacio de comedia familiar. Los que hacen ese estilo, sin embargo, son admiradores de su comedia.

Esos que hacen stand up le agradan, si bien no le gusta la rudeza que utilizan para tratar de hacer reír. «Pero es válido. Es un estilo de hacer reír, de hacer comedia. Tiene razón Jaime Rubiel (quien en entrevista con MetropoliMX Jalisco comentó que los standoperos suelen faltar el respeto a los comediantes de carrera, como él o Teo) de que, de repente, hay algunos que se salen del huacal y a los tres meses ya se sienten con la autoridad de decir cosas de nosotros, y no está bien. Hay que ganarse el respeto, tienen que llevar un proceso, ganarse un lugar dentro del medio para poder opinar con bases y conocimiento«.

El Comediante de la Cola de Caballo deja unas palabras al público lector de MetrópoliMx: «Ríanse mucho. La comedia es una parte medular de nuestra cultura, y es una forma de catalizar todo lo negativo que tenemos, no sólo en esta época, que ha sido un año muy difícil. Esto no lo vivieron ni nuestros papás ni nuestros abuelos. Este año va a ser histórico, en el futuro se va a hablar de 2020 como un año crítico, y la comedia es una manera de relajar esta situación. Creo que la risa es el alimento del espíritu, la gente cuando se ríe a carcajadas libera endorfinas, que son las hormonas que se encargan de mitigar el dolor en el cuerpo humano, producir satisfacción e, inclusive, curar enfermedades. Entonces, yo les aconsejo que se rían mucho. Porque hasta dentro de lo trágico debemos reírnos para salir adelante«.   

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