Guadalajara, Jalisco.- La pandemia del Covid-19 un día se irá, pero el teletrabajo o la virtualidad laboral a través de los medios tecnológicos llegaron para quedarse. Esa es la máxima coincidente en los diversos sectores productivos mexicanos. Por desgracia no existe un marco jurídico que regule estas relaciones, lo que genera una desprotección en la materia laboral tanto para trabajadores como patrones.
Así lo advierte el abogado jalisciense, doctor en derecho, Arnulfo Sánchez García, profesor investigador de la Universidad Autónoma de Nuevo León, quien señala que el teletrabajo no es una modalidad nueva en el ámbito laboral, pues surgió en las décadas de los ‘setenta-ochenta’; sin embargo, es re-explorada en grandes proporciones a partir de la propagación del Coronavirus en todo el mundo.
El trabajo virtual siempre fue visto como una segunda opción, ya que las organizaciones, no solo en el país, sino a nivel internacional, privilegiaron el trabajo presencial, y en casos excepcionales, se ejecutaba un empleo por la vía remota.
El virus obligó a la mayoría de las naciones a dar el salto a la modalidad que ahora prevalece en compañías que pueden realizar labores bajo nuevos e improvisados esquemas, puesto que no se trata de una manera ordinaria.
“Yo le llamo una revolución laboral. Se da en tiempos difíciles. Te obliga a dar ese paso y no siempre es en las mejores condiciones, porque una cosa es el teletrabajo que se hace en tiempos ordinarios, sin confinamiento, sin ansiedad, sin incertidumbre económica, sin violencia familiar, sin educación on line y otros factores que pasan en casa; y otra cosa, es el teletrabajo como ahora lo tenemos”, explica el catedrático a Metrópolimx Jalisco.
De acuerdo con Arnulfo Sánchez García aún no se cuenta con indicadores específicos en México o Jalisco, porque los datos se están actualizando, pero “por ejemplo, te tengo un dato impresionante. En España, antes de la pandemia se hablaba de que el teletrabajo tenía un volumen de un cuatro o un cinco por ciento, sobre todo en ámbitos corporativos, y hoy, estamos hablando del 80-84 por ciento, que es un dato ya verificado, pues obviamente, empezaron un poquito antes con este fenómeno”.
En el caso mexicano, la contingencia de salud pública tomó desprevenidos a los sectores laboral, jurídico y legislativo, ya que aunque en 2019, se hizo una profunda reforma a la Ley Federal del Trabajo, no se estableció nada respecto al teletrabajo, siendo que ya debía contarse con algunas disposiciones legales, precisamente por no tratarse de un modo novedoso de trabajar.
La virtualidad
Para el entrevistado es importante diferenciar con claridad “entre lo que es el trabajo a domicilio, regulado de una forma muy añeja, donde algún operario, algún trabajador, se lleva a su casa ciertos insumos, los transforma, los procesa y luego los devuelve a la organización. Cosa distinta es, el teletrabajo, donde de forma virtual, accedes a la organización, a la empresa, en un portal electrónico, y bueno, pues estás trabajando, tal cual, como si estuvieras ahí, solamente que con medios digitales. Videoconferencia, chats, correo electrónico, presentaciones telemáticas, entre otros recursos que se utilizan”.
En la variante del trabajo virtual hay fenómenos que se replican del trabajo presencial, pero tropicalizados; sin embargo, cuenta con sus propios conflictos, lo que los conecta con los elementos jurídicos.
El caso del moobing o acoso laboral se sigue presentando en el teletrabajo, reconoce Arnulfo Sánchez. Hay similitudes y diferencias. “Por ejemplo, el tema de riesgos laborales, cuando tú te trasladas a tu domicilio y tienes un accidente, bueno pues ahí tenemos un accidente que ya se considera accidente laboral, pero acá (en lo virtual), estás en tu propio domicilio. Eso no lo tiene propiamente regulado la legislación”.
“Entonces, si se tropicaliza, si cambia mucho el tema. Y vemos ejemplos: las condiciones laborales, obviamente el tema de sanidad, el tema de apoyos, la silla ergonómica, el mismo equipo de cómputo, o equipos especializados, pensemos en una impresora 3D, por decir algo. No necesariamente los tiene el trabajador en su oficina, entonces, esa problemática en cuanto a las condiciones laborales también cobra una dimensión diferente. ¿Por qué? Porque éstas se tienen en la empresa, y ahora parece que tiene que propiciarlas el domicilio donde el trabajador vive”, menciona el experto.
El doctor Sánchez asegura que lo anterior genera una alteración del estatus o de la vida personal del trabajador y una incertidumbre de las obligaciones del patrón y los derechos del trabajador. “Obvio, también a la inversa, porque el patrón también tiene derechos, y el trabajador, obligaciones. Hasta dónde y cuáles serán esos elementos que la ley tiene muy bien definidos, la del trabajo presencial, pero que al cambiar radicalmente en el teletrabajo, por la forma de llevarlo a cabo, pues ya no nos da la ecuación completa. Ahí la ley ya es insuficiente, y bueno, pues es un tema que se va a tener que regular”.
Las empresas transnacionales cuentan con metodologías muy claras sobre un diseño de códigos y objetivos, pero sobre todo de la forma de evaluación del cumplimiento del trabajador, situación que no ocurre de manera similar con empresas locales y ya no se diga con medianas y pequeñas compañías o emprendimientos. “Cuando yo diseño un objetivo de trabajo, tengo que diseñar a la par, una metodología que te dé, en términos objetivos, claridad, como jefe, o como patrón, para evaluar el desempeño del trabajador”, refiere el académico.
Es importante que se establezca una forma clara de realizar la actividad en el teletrabajo por parte de las empresas, que deben alinear sus objetivos y la metodología a los objetivos de los pares, pero también de los demás departamentos de la propia organización, y en el marco de una visión empresarial global, para que así también se pueda medir el cumplimiento del trabajador, generando un esquema de incentivos y otro de posibles despidos por baja productividad, advierte el entrevistado.
Desprotección
En México no existe un mecanismo que permita regular los aspectos que surgen en el trabajo de forma diferenciada, tropicalizada o adaptada a los medios digitales y los avances tecnológicos relacionados, es la conclusión a la que llega Arnulfo Sánchez García, por lo que conjuntamente con un grupo de investigadores universitarios se lanzó a coordinar la aventura de escribir un nuevo libro bajo el título ‘Teletrabajo, elementos técnicos, jurídicos y gestión de conflictos’, publicado recientemente por Tirant lo Blanch.
Reconoce el tapatío que el trabajo virtual “nos tomó por sorpresa, de forma probablemente injustificada, porque el teletrabajo no es algo nuevo, debió estar regulado. Simple y sencillamente es algo que se dejó. Concretamente el primero de mayo del año 2019 se publicó la reforma laboral, la reforma a la Ley Federal del Trabajo y no incluye nada de esto. Entonces, pues creo que si nos queda un rezago, pero bueno, ahora tenemos que recuperar el tiempo de vuelo sobre la marcha”.
A pregunta expresa de Metrópolimx Jalisco sobre si existe desprotección para trabajador y empresa en esta modalidad de relación laboral, el Doctor Sánchez es coherente. “Las cargas obligacionales se tienen que redistribuir, porque la forma de hacer el trabajo es diferente. No hay que cargarse hacia un lado, u otro. Es decir, a lo obrero o lo patronal. Tiene que haber una status quo que permita un balance. No puedes darle todo al trabajador, en sentido absoluto, porque vas a asfixiar a la empresa, y viceversa, no puedes desproteger al trabajador privilegiando a la organización, porque entonces se rompe un estatus que se debe balancear”.
“Entonces, fíjate, un tema muy interesante. Por ejemplo, acá en el norte (Nuevo León), el gasto de la energía eléctrica, es un caso muy concreto. Las personas que se iban a trabajar apagaban el aire acondicionado en su casa, y ahora, como están todo el día ahí, lo mantienen encendido. Antes del huracán y tormenta tropical Hanna duramos la semana con más de 40 grados Celsius en la temperatura ambiente, bueno, dice el trabajador, si estoy en mi casa y me sube el recibo a pagar por la luz 500 o mil pesos, entonces el patrón me lo tiene que reintegrar”, delibera el docente.
Es claro que hay un aumento en el costo de vida del trabajador por hacer el trabajo en casa, expresa Sánchez García, “pero por ejemplo ese trabajador ya no gastó en gasolina, si es que va en vehículo particular al lugar de trabajo, no pagó pasajes, taxis o boletos de autobús. Ya no estuvo expuesto a los riegos de un accidente vial. Ya no estuvo expuesto a un asalto. A lo mejor esa familia ya no necesita dos vehículos, tal vez solo uno, entre otros temas”.
“Entonces, verdaderamente sí creo que las cargas se tienen que redistribuir de una forma muy objetiva, porque no puedes decir, le aumentó el consumo del trabajador, págale. Pues sí, pero también que le disminuyó, qué beneficios tiene ahora. Obviamente las empresas tendrán también ahorros, pues van a requerir menos metros cuadrados de instalaciones, van a tener menos gastos operáticos, y bueno, también ese es un ahorro. Tiene que haber un balance”, detalla al analista.
El problema es que todo lo antes expresado es parte de los acuerdos entre patrones y trabajadores que debería estar plasmado en los contratos laborales, situación que se presume, lo estaría en un muy bajo porcentaje, pues la pandemia sorprendió a todos los sectores y hubo una pérdida de al menos un millón 117 mil 584 de empleos formales durante los primeros cinco meses en que se presentó el fenómeno de salud, de acuerdo con informes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), revelados en agosto.
Las barreras
Uno de los aspectos que Arnulfo García aborda en la obra editorial colectiva sobre el teletrabajo es el de las barreras generacionales. “No es lo mismo un millenial nativo de la tecnología, que un baby boomer que tiene toda la experiencia, pero que a lo mejor no ha tenido ese contacto, tan directo, tan cotidiano, con los nuevos temas tecnológicos, aunque no es la regla, ojo. También hay a la inversa, pero no es la constante. Todo eso se tiene que alinear para que se pueda tener un teletrabajo eficaz, en términos personales, y eficiente en términos organizacionales como equipo”.
En este tema digno de una re-exploración, se tiene que apoyar a las empresas que no han desarrollado el trabajo virtual y a la par del uso de las nuevas tecnologías, donde no todos los trabajadores cuentan con las mismas capacidades, herramientas y habilidades. Y uno de los sectores donde se está advirtiendo este crecimiento y un fenómeno con todas esas diferencias en el sector educativo, un mercado laboral importante por su función social.
“Uno siempre piensa en los estudiantes, pero la verdad, es que del otro lado, están los profesores, que integran un gran mercado laboral. Concretamente, te doy el ejemplo, yo trabajo en la UANL. Durante la pandemia se cierra, y en abril teníamos 15 mil aulas virtuales, y después migramos a 65 mil aulas virtuales, por lo que se tuvo que capacitar rápidamente a profesores, claro, con errores y aciertos, pero creo que se salió avante para poder cerrar el ciclo o el semestre enero-junio. Lo cual fue interesantísimo porque nos permitió ver cómo se pudo migrar y cómo se está mejorando a la par”, comparte el catedrático.
Arnulfo Sánchez García ha advertido con mayor cercanía el crecimiento exponencial del teletrabajo es las escuelas y con emoción destaca “Una política que surja a partir de eso es ‘vamos a capacitar a todos los profesores para el diseño de programas online porque los propios profes abonan al diseño de los programas académicos cuando se les actualiza, pero además, no solo eso, cómo van a impartir las clases y esto de cara a una perspectiva de migrar a un mayor número de programas completamente en línea, o lo que es, no escolarizados o semiescolarizados. Es decir, tiempo en la escuela, tiempo en línea, y eso creo que eso es el futuro, no hay para atrás. Ya no hay vuelta”.
“Hay que recordar que todas las organizaciones tienen una premisa. Es reducir costos de operación, aumentar productividad, y esto da como resultado un aumento en el rendimiento o en las ganancias, en los objetivos e interese que tiene la propia organización. El teletrabajo es una herramienta extraordinaria para eso”, finaliza el investigador.