Guadalajara, Jalisco.- Desde que comenzó a circular el libro «El Rey del Cash«, escrito por la periodista Elena Chávez, pareja por 18 años de César Yánez, y mano derecha de Andrés Manuel López Obrador, atestiguó cómo y quiénes dieron moches de dinero en efectivo al ahora Presidente de México.
El libro desde su adelanto, causó molestia en Palacio Nacional tan sólo por el texto de la contraportada, en el que prometió revelar todo lo que la autora vio respecto a la manera de financiar su «movimiento» y sus campañas, primero en el PRD y ahora en Morena.
En la contraportada se lee que el libro “evidencia cómo el poder ha sido el gran amor y obsesión del Presidente, y cómo el odio y el resentimiento han sido el alimento que lo sostiene”, y que es «una historia llena de traiciones políticas, ambiciones personales, infidelidades, abusos laborales, corrupción y autoritarismo”.
Hubo rumores, incluso, de que a César Yáñez se le había ordenado comprar la edición impresa completa para evitar su circulación.
Sin embargo, la periodista negó que eso fuera cierto y que no han habido coacciones para detener la circulación del libro, publicado por Editorial Grijalbo.
Periodistas como Raymundo Riva Palacio, quien ya ha tenido acceso al libro, esto dice al respecto en su columna de este lunes en «El Financiero«: «Un capítulo importante lo ubica en el número 64 de la calle San Luis Potosí, en la colonia Roma de la Ciudad de México, por mucho tiempo oficina alterna de López Obrador, que también fue su cuartel general durante campañas presidenciales, como la de 2006, cuando, tras pedir licencia como gobernante del entonces Distrito Federal, todos los lunes a las cinco de la tarde –la autora dice que el número 5 es cabalístico para él– hacían fila autoridades capitalinas para rendirle cuentas, pese a que quien gobernaba en ese entonces era Alejandro Encinas».
Quien los recibía, recuerda Elena Chávez, era Alejandro Esquer, desde entonces el hombre de todas las confianzas de todos los temas privados de Andrés Manuel López Obrador, y de quien es hoy secretario particular.
A cada funcionario capitalino que llegaba, Alejandro Esquer lo recibía con una copia del organigrama y estructura de su oficina, y en función del número de empleados en la nómina, les decía la cuota que tenían que entregarle mensualmente.
La autora dice que para alcanzar los montos del impuesto electoral –esta definición es personal, no de Chávez– funcionarias y funcionarios se vieron forzados a imponer un “moche voluntario”, que institucionalizó el entonces oficial mayor del gobierno central, Octavio Romero Oropeza, actual director de Pemex, de 10 por ciento, y se extendió como subsidio a Andrés Manuel López Obrador, todo el sexenio de Marcelo Ebrard, y una parte del de Miguel Ángel Mancera.
A cambio del dinero para Andrés Manuel López Obrador, les permitían ver al “candidato”, quien los felicitaba por su buen desempeño. Era un bumerán, de acuerdo con lo que señala el libro, porque quienes más dinero llevaban eran designados por López Obrador, como operadores en los estados, para construir estructuras electorales, pero con dinero de su bolsillo. Esto produjo un probable desvío de recursos y peculado en el gobierno capitalino, porque desfalcó a varias secretarías, pues el presupuesto que tenían asignado se iba, en parte, a Andrés Manuel López Obrador.
Pese a siempre recibir todo ese dinero, no ha habido cantidad que sea suficiente para satisfacerlo y siempre quiere más.
Por ello, se inventaron becas y programas sociales con usuarios inexistentes, dinero que iba a parar a las manos de Andrés Manuel López Obrador, siempre en efectivo, pues ha evitado todo el tiempo firmar cheques y documentos que lo incriminen y todo lo hace por medio de terceros, que obedientemente recogen el dinero público ilícito que obtiene de todos los gobiernos afines, empresarios extorsionados y «aportaciones«.
Sobre esto último, los casos de sus propios hermanos Martín y Pío López Obrador son relevantes porque dejaron ver cómo opera la colecta de esos dineros, que en su defensa el macuspano quiso minimizar como «aportaciones para el movimiento«.
En cambio, Andrés Manuel López Obrador, emprendió una feroz campaña de ataques, que violaron secreto bancario, garantías individuales y la Constitución, con tal de desacreditar a Carlos Loret de Mola, el periodista que reveló cómo su familia participa directamente en el esquema de corrupción en que se ha sostenido desde que como «líder social» hacía manifestaciones de barrenderos de Tabasco, a los que llevaba hasta la Ciudad de México a «protestar», mientras él recibía dinero de manos de Marcelo Ebrard por órdenes del entonces Jefe de Gobierno, Manuel Camacho Solís.
Todo este esquema explicaría cómo es que Andrés Manuel López Obrador, ha vivido desde que dejó de ser Jefe de Gobierno de la Ciudad de México hasta llegar a la Presidencia, además de la vida de lujos de sus hijos (sorprendidos en viajes de lujo, con ropa de diseñador, mujeres y fiestas), mientras pregona desde su púlpito mañanero que lo que hay que seguir son la pobreza y la honestidad.