Abracadabra: Lupe Marín, la jalisciense irredenta.

Guadalupe Marín Preciado, nació en Zapotlán, Jalisco. Musa, modista, escritora y feminista, fue una de las "influencers" en el México del siglo pasado.

0
0

Musa, modista, escritora y feminista, Lupe Marín fue una de las grandes «influencers» en el México del siglo pasado. Así lo refiere su huella en el grupo de los «Contemporáneos«, un movimiento artístico que influyó en la vida cultural del país; en la primera mitad del siglo XX.

Guadalupe Marín Preciado, nació en Zapotlán, Jalisco, (hoy Ciudad Guzmán), el 16 de octubre de 1895. Cuando tan solo era una niña, sus padres se la llevaron del terruño, para buscar mejores oportunidades económicas.

Fue modelo del pintor Diego Rivera, con quien se casó en 1922, en el templo de San Miguel, en la ciudad de Guadalajara. Su matrimonio con Rivera fue tormentoso, con el artista, Lupe Marín procreó dos hijas: Guadalupe, y Ruth Rivera Marín. En 1927, Diego Rivera y Lupe Marín, se separaron de manera definitiva.

Después de su matrimonio con el muralista, Lupe Marín se unió al poeta e Intelectual Jorge Cuesta, también integrante del grupo de los «Contemporáneos«.

Pero el camino de Lupe Marín era la libertad plena. Sin tener una gran cultura, y por su conexión sentimental con Rivera y Cuesta, se internó en los círculos bohemios y culturales del país, donde su voz y presencia; se volvieron cada vez más constantes.

Se convirtió en la musa del pintor Juan Soriano, quien la inmortalizó en sus cuadros. También lo hicieron Amado de la Cueva e incluso Frida Kahlo, con la que llegó a reconciliarse; a pesar de una tormentosa relación amor-odio.

El emblemático Edward Weston, fotografió a Lupe Marín desparpajada, como una flor salvaje abriéndose ante el sol. Era la joven que acudía al Círculo Bohemio de Guadalajara, un sitio donde se reunían personajes de la talla de Ixca Farias, Siqueiros, José Guadalupe Zuno; solo por citar algunos.

Lupe Marín se convirtió en la mujer del buen decir, aunque sin la brillantez de Antonieta Rivas Mercado, estaba dotada de una inteligencia subversiva: le llamaron «la civilizadora«.

Sus discusiones a pelo suelto con Siqueiros o Fermín Revueltas, fueron de total antología. Lupe Marín, estuvo lejos de ser una mujercita manipulable, tenía una opinión, esa opinión era certera, demoledora y brusca; como un relámpago.

Marín se había bajado del tren de la maternidad, para subirse en el tranvía del feminismo, un feminismo incipiente pero certero, que renunciaba al sombrero de «Adelita«, para reafirmar su implacable individualidad.

Así aparece en el cuadro que le pintara Diego. Luce inamovible sobre una silla, con una sonrisa retorcida, entre cínica e indulgente, su piel morena, sus ojos claros y chispeantes.

Era en palabras de Elena Poniatowska, una pantera de intensa mirada, que sin saber otros idiomas, viajó por Europa y Nueva York.

En 1938, Lupe Marín publica su novela autobiográfica titulada: «La única«. En 1941, publica «Un día patrio«.

Lupe Marín, muere un 16 de septiembre de 1981 en la Ciudad de México. Su vida intensa, la situó en una frontera surrealista, al lado de los locos geniales que transformaron el siglo XX.

Acerca de la vida de Lupe Marín, la escritora Elena Poniatowska, escribió la novela biografica «Dos veces única«, fascinada por el entorno vanguardista de la jalisciense nacida en Zapotlán.

Al lado de mujeres como Concha Michel, Nahui Olin, Dolores Olmedo o Pita Amor, Lupe Marín sentó las bases de un feminismo irreductible desde las regiones de la cultura mexicana.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here